Cuando en la historia del cine se empieza a hablar de "narración libre indirecta" se hace mucho énfasis en dos aspectos. El primero de ellos se refiere a la sucesión en el montaje de dos planos que encuadran la misma realidad (un plano general y un primer plano del mismo actor, por ejemplo). El segundo aspecto se refiere a la utilización obsesiva del plano general, de manera que los actores tienen que entrar, "actuar" y salir de él, mostrando un mundo de pura presencia pictórica que los actores deben "invadir". En ambos casos se produce una consecuencia que rompe con el formalismo de la narrativa clásica en el cine, y es que se empieza a notar la presencia de la cámara. De esta manera se hace visualmente patente el hecho mismo de la narración, de la puesta en escena como artificio en función de un relato. Ocurre lo mismo cuando se utiliza la cámara en mano y el movimiento se hace patente o cuando se introduce un error deliberado en el montaje que ya no sirve para "reconstruir" un espacio sino para "generar" un espacio. En ello estamos.
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martes, 30 de diciembre de 2008
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